Instrucciones
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Compra una pintura de buena calidad. Te ahorrarás mucho trabajo si adquieres una pintura monocapa (de una sola capa). Compra un rodillo específico en función del tipo de pared: si es lisa o con gotelé.
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Compra pintura de sobras o escoge una marca y un tono que puedas encontrar en el mercado. Es aconsejable guardar una muestra para futuros imprevistos.
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Libera espacio. Aparta todos los muebles de la pared y tápalos con un plástico para protegerlos del polvo y la pintura. Limpia la zona que vas a pintar.
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Protege zócalos y marcos. Forra los rodapiés, los marcos de las puertas y los enchufes con cinta de carrocero (cinta de papel) y periódicos o plásticos. De esta manera podrás pintar cómodamente sin preocuparte por ensuciar el suelo y los marcos, y te asegurarás unos bordes perfectos.
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Restaura las imperfecciones con masa para pared y una espátula. Una vez seca, lija la zona reparada con una lija muy fina hasta que quede lisa.
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Remueve la pintura hasta que la mezcla quede homogénea, como un yogurt espeso. Escurre bien la pintura para que no gotee y quede uniforme, y aplícala moviendo el rodillo de arriba a abajo en trazos largos.
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Empieza siempre por el techo. Así podrás tapar las gotas de pintura que puedas arrojar sobre la pared.
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Antes de pintar el techo, pinta las esquinas, los bordes y las zonas reparadas con una brocha.
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Pinta el techo utilizando un rodillo con una extensión regulable que te permita llegar a las zonas más altas cómodamente.
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Pinta las paredes mediante el mismo procedimiento.
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Retira la cinta antes de que se seque la pintura para que no salte al quitarla.
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Adopta una postura cómoda y ves haciendo descansos. Recuerda que si vas a pintar toda la casa, te llevará unos días.
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