Imagina que eres un maestro Jedi y el amor de tu vida (una princesa)
está atrapada en un edificio en llamas, por lo que tu corres a salvarla.
Ella es la encarnación de tus sueños, tu aspiración. Ella es lo más importante para ti.
Desafortunadamente, antes de que puedas llegar a ella, un ejército de stormtroopers te disparan. El flujo de disparos exigen tu atención, si no los esquivas, estás muerto. Claro, ésta es una distracción urgente para salvar a la princesa.
Todos sabemos cómo un Jedi resolvería este dilema: si se distrae de su objetivo final (que es rescatar a la princesa) todos sus esfuerzos son en vano. Seguramente puede vencer a los stormtroopers con facilidad, pero como su números es ilimitado, sólo son una distracción y si se retrasa mucho tiempo la princesa morirá.
Lo mismo ocurre en la vida real, existen cosas que son importantes y cosas que son urgentes. Se trata de una competencia permanente.
El secreto para dominar la administración de tiempo es centrarse sistemáticamente en la importancia y suprimir la urgencia. Algo que no hacemos, pues estamos condicionados para concentrarnos en las cosas que requieren una respuesta inmediata (como las notificaciones del teléfono) y posponemos las cosas más importantes. Es necesario revertir esto.
Si analizamos un día normal de nuestras vidas, veremos que realizamos más cosas que son urgentes, en lugar de las que son importantes. Y así es como un maestro Jedi resuelve este problema:
Ella es la encarnación de tus sueños, tu aspiración. Ella es lo más importante para ti.
Desafortunadamente, antes de que puedas llegar a ella, un ejército de stormtroopers te disparan. El flujo de disparos exigen tu atención, si no los esquivas, estás muerto. Claro, ésta es una distracción urgente para salvar a la princesa.
Todos sabemos cómo un Jedi resolvería este dilema: si se distrae de su objetivo final (que es rescatar a la princesa) todos sus esfuerzos son en vano. Seguramente puede vencer a los stormtroopers con facilidad, pero como su números es ilimitado, sólo son una distracción y si se retrasa mucho tiempo la princesa morirá.
Lo mismo ocurre en la vida real, existen cosas que son importantes y cosas que son urgentes. Se trata de una competencia permanente.
El secreto para dominar la administración de tiempo es centrarse sistemáticamente en la importancia y suprimir la urgencia. Algo que no hacemos, pues estamos condicionados para concentrarnos en las cosas que requieren una respuesta inmediata (como las notificaciones del teléfono) y posponemos las cosas más importantes. Es necesario revertir esto.
Si analizamos un día normal de nuestras vidas, veremos que realizamos más cosas que son urgentes, en lugar de las que son importantes. Y así es como un maestro Jedi resuelve este problema:
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